La Edad del Bronce es el período de la Prehistoria
en el que se desarrolló la metalurgia
de este metal, resultado de la aleación
de cobre
con estaño.
El término, que acuñó en 1820 el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen para
clasificar en tres edades las colecciones de la Comisión
Real para la Conservación de las Antigüedades de Copenhague, sólo
tiene valor cronológico en el Próximo Oriente y Europa, puesto que a la metalurgia
se llegó a través de procesos distintos en las diferentes regiones del
mundo. Su estudio se divide en Bronce Antiguo, Bronce Medio
y Bronce Final. Aunque, generalmente, al bronce
suele precederle una Edad del Cobre y seguirle una Edad del Hierro, esto no siempre fue así: en el África subsahariana,
por ejemplo, se desarrolló la metalurgia del hierro sin pasar por las
del cobre y bronce.[1]
La tecnología relacionada con el bronce fue desarrollada en el Próximo Oriente a finales del IV milenio a.C.,[2] fechándose en Asia Menor antes del 3000 a. C.; en la antigua Grecia se comenzó a utilizar a mediados del III milenio a. C.; en Asia Central el bronce se conocía alrededor del 2000 a. C., en Afganistán, Turkmenistán e Irán, aunque en China no comenzó a usarse hasta 1800 a. C., adoptándolo la dinastía Shang.
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